El bautizado como ‘internet de los sentidos’ podría formar parte de nuestra rutina tecnológica antes de 2030. Así lo adelanta un informe publicado por el gigante sueco Ericsson. La compañía desafió a expertos en telecomunicaciones a imaginar cómo sería el mundo dentro de una década.
El resultado ofrece como conclusión un total de diez propuestas sorprendentes entre las que se encuentra la experimentación del olor, el sabor, las texturas y la temperatura de manera digital.
Desde Comunidad Jazztel queremos contarte las ideas más destacadas de este innovador estudio. ¡Nunca es demasiado pronto para prepararse!
La primera iniciativa es el uso del cerebro como interfaz. Algo que, según Ericsson, podría suponer el fin de teclados, ratón y todos los complementos de control de dispositivos digitales.
A través de este planteamiento, el usuario solo necesitaría pensar en una orden y, acto seguido, el dispositivo la recibiría y la llevaría a cabo. Entre las propuestas destacadas se encuentra el la búsqueda de rutas alternativas durante la conducción en Google Maps.
Una de las peticiones más deseadas en cuanto a tecnología del futuro es mejorar la comunicación entre países con lenguajes distintos. Por ello, muchos de los encuestados esperan tener auriculares que traduzcan idiomas a la perfección y de manera automática.
Con este gran avance los consumidores podrían comunicarse con cualquier persona del mundo en cualquier lengua. Y, lo más sorprendente, conservando su tono de voz natural.
Los usuarios también plantean un dispositivo compenetrado digitalmente con las papilas gustativas. Este sistema convertiría el sabor de cualquier comida en el que nosotros deseemos.
La propuesta supondría un avance estratosférico en los ámbitos de salud y nutrición, ya que fomentaría el consumo de alimentos saludables al poder modificar su gusto en nuestro paladar.
En la actualidad, transmitir un aroma de manera digital es prácticamente imposible. Si es cierto que cuando vemos una fotografía de cualquier comida o localización que conozcamos, automáticamente podemos generar una simulación de su olor, aunque no sea real.
Por esta razón, muchos de los encuestados esperan el desarrollo de una tecnología que permita experimentar los aromas de enclaves naturales, e incluso de platos de cocina. Esto profundizaría la experiencia digital que nos ofrecen los vídeos convencionales.
Otra funcionalidad que esperan los consumidores es poder tocar cualquier objeto, en cualquier lugar, de manera completamente digital.
Tras más de una década pudiendo utilizar el tacto en superficies de vidrio, se espera que los smartphones del futuro sean capaces de transmitir la forma y la textura de los iconos digitales que se estén presionando. Algo que, en cierto modo, ya consiguió Apple con el botón de huella digital presente en sus modelos anteriores, que simulaba presión al colocar la huella sobre él.
Algunos participantes piensan que la realidad física y la virtual serán fusionables en 2030. La idea principal es que los objetos digitales se conviertan en parte de la realidad física. Uno de los ejemplos es el desarrollo de gafas virtuales que permiten colocar objetos virtuales en cualquier lugar. Su calidad sería tan alta que parecerían completamente reales.
Si hay un objetivo común entre todos los encuestados es el de facilitar al máximo su vida cotidiana. Una de las propuestas más destacadas es la creación de experiencias digitales con inmersión incluída. Sin duda, sería un avance que revolucionaría el mundo de los viajes y el turismo.
Hablamos de una actividad que, según el estudio, “permitiría visitar no sólo las ruinas de Pompeya, sino de también probar comida callejera antigua, experimentar un baño tradicional y sentir el calor abrasador cuando el Vesubio haga erupción de manera repentina”. Una experiencia de inmersión sensorial completa que cambiaría el planteamiento tecnológico tal y como lo conocemos hoy.
Por Tatiana Ojeda Bermúdez
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