Gracias a la geolocalización, los usuarios pueden desplazarse por cualquier espacio sin temor a perderse. Pero, a pesar de las constantes mejoras, aplicaciones como Google Maps siguen teniendo problemas de inexactitud.
Recientemente, la compañía ha presentado una nueva solución que, además de usar la señal GPS, se basa en modelos de mapeo 3D y aprendizaje automático para corregir errores. Con ella espera mejorar la precisión de la ubicación en un 75%.
En zonas abiertas, la señal de GPS no encuentra impedimentos para llegar hasta los dispositivos móviles. Pero todo se complica en áreas urbanas, en las que la cantidad y altura de los edificios interrumpen la señal.
Esas interferencias provocan que las ondas ‘choquen’ contra los inmuebles, se reflejen y lleguen de forma indirecta al receptor, pues no se respeta el concepto de línea de visión por el que se rigen los GPS. Es decir, la señal que envía el satélite no es capaz de atravesar objetos sólidos como los bloques de hormigón, por lo que las ondas se desvían y no consiguen ubicar la posición correcta.
Es por eso que se dan casos en los que el emplazamiento se muestra al otro de la calle o en edificios contiguos. Un problema para quien usa apps de ubicación y busca una parada de autobús o envía su situación a un servicio de vehículos con conductor, por ejemplo.
Ahora, el nuevo software se sirve de los modelos urbanísticos en 3D que Google posee de 3850 ciudades del mundo. La compañía usa la información aportada por Google Earth y Google Maps sobre cómo es la estructura de la urbe y dónde están situados sus edificios. De esta forma, puede entender cómo se reflejará la señal GPS para corregirla y mostrar en el móvil una localización más precisa.
Entre esas ciudades, se encuentra información sobre: América del Norte (las principales ciudades de Estados Unidos, Canadá y México), Europa (las ciudades más grandes excepto las de Rusia y Ucrania), Asia (ciudades de Japón y Taiwán) y urbes de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Brasil y Argentina.
Cuando el usuario active el GPS, si se encuentra en una de las mencionadas ciudades, se descargarán los mosaicos con el mapeo de edificios, que se almacenarán en la memoria caché del teléfono. A continuación, los algoritmos de corrección asistida ofrecerán la ubicación correcta, aunque la señal sea escasa o padezca interferencias.
Por el momento, la API de reconocimiento de actividad solo funciona con peatones, pero próximamente se admitirán más modos de circulación, como la conducción. Además, la mejora incluye actualizaciones muy útiles para los transeúntes como la indicación de dónde se sitúan cruces, aceras e islas peatonales.
Como ejemplo de los beneficios de esta nueva tecnología, Google ha mostrado un par de imágenes que ilustran el cambio. Se trata de dos fotografías en las que un peatón con un teléfono Pixel 5 camina por ambos sentidos de una calle, siguiendo la ruta marcada en amarillo en la imagen. Pues bien, las líneas rojas muestran de qué forma se identificaba la posición antes de las correcciones del mapeo 3D, mientras que las azules enseñan señalan el después.
El nuevo modelo de ubicación estará disponible para todos los teléfonos que usen Android 8 o superior a principios de 2021. De igual forma, los desarrolladores tendrán a su disposición la API con la mejora para corregir la precisión de sus aplicaciones.
Las correcciones usan los sistemas de posicionamiento global (GPS) de Estados Unidos, pero también otros sistemas de navegación por satélite global (GNSS). Por otro lado, a medida que la base de datos de Google Earth siga creciendo, se incorporarán nuevos mosaicos 3D para que las rectificaciones lleguen a nuevas ciudades. Una mejora fundamental para aumentar la precisión de aplicaciones que se han convertido en básicas para cualquier usuario.
Por Noelia Martínez
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