La carga inalámbrica es una de las formas de poner la batería de nuestro móvil u otro dispositivo conectado en condiciones de funcionamiento. Es, junto con otras como la carga rápida, la búsqueda de cargadores universales, la lucha por la disminución de residuos o el desarrollo en nuevas baterías con mejores propiedades, uno de los puntos de innovación en la carga.
La carga inalámbrica frente a lo habitual
En general, estamos acostumbrados a que el proceso de carga de nuestros dispositivos esté intermediado por un aparato denominado cargador. A través de este ponemos en contacto la batería con una toma de corriente. Incluso, en algunos casos, podemos conectar el dispositivo que pretendemos cargar a otro que sí está enchufado, como un ordenador, por ejemplo. En cualquiera de los casos, la conexión se ha venido realizando a través de un cable.
Frente a esto, un proceso inalámbrico de carga debe proveer energía a nuestro dispositivo sin necesidad de utilizar ningún cable. Para ello, existen diferentes alternativas:
- Una carga por contacto con una estación de carga. Utiliza para transferencia de la energía un campo electromagnético.
- La carga en el aire. Esto es más complejo, especialmente cuanto más lejos esté el dispositivo de la base de carga. Se están desarrollando tecnologías relacionadas, por ejemplo, con el fenómeno de la resonancia magnética. El objetivo futurista sería que el móvil se pudiese cargar en cualquier punto de una determinada estancia.
Por lo tanto, cambiamos la filosofía. Ahora lo que pasamos a tener es un lugar concreto sobre el que se realiza la carga y en el que tenemos que colocar el dispositivo. También puede ser posible que lo separemos de la estación de carga unos centímetros y la carga pueda seguir en marcha.
Ventajas de la carga inalámbrica
- Ofrece una posibilidad de organizar mejor algunos espacios reducidos. Por ejemplo, en un coche, permite depositar el móvil en un lugar adecuado sin necesidad de cables y que, mientras tanto, esté cargando.
- Da la opción de cargar el móvil incluso cuando no disponemos de cargador. Sin embargo, sí deberíamos disponer de una estación de carga.
- Podría llegar a eliminar los cargadores, que son una fuente de residuos de complicada gestión, aunque necesitaremos una estación de carga. Además, tienden a buscarse tecnologías ampliamente aceptadas de carga inalámbrica, lo que podría hacer que nuestro móvil nuevo utilice la misma que el viejo.
- Eliminamos una fuente de desgaste al no tener que estar poniendo y quitando un cargador.
- Es un paso más en la innovación en procesos de carga. Se van extrayendo lecciones sobre la duración de la carga, los efectos en la durabilidad de las baterías, las temperaturas que tiene que soportar el móvil, etcétera.
Problemas de la carga inalámbrica
- No todos los dispositivos están preparados para ella.
- La distancia sigue siendo una restricción. Podemos imaginar que en un futuro la carga se pueda efectuar más lejos, pero hoy se necesita proximidad o distancia de pocos centímetros.
- Puede ser una forma poco eficiente de recargar el móvil, lo que redunda en un mayor consumo de energía que con los cargadores tradicionales.
- No todos los materiales del móvil pueden ser aptos para la carga inalámbrica. Eso complica el diseño.
- Quedan ciertas dudas por explicar. No está claro cuál es el efecto final de esta nueva modalidad de carga en la vida de las baterías, entre otras cosas porque hay que observar cómo va a afectar a los hábitos de carga de los usuarios.
- Puede que el tiempo de carga sea mayor.
- En algunos casos, se han presentado problemas relacionados con cómo el sistema operativo del dispositivo gestiona la carga inalámbrica.
Las baterías de nuestros dispositivos son de suma importancia. Sin ellas no pueden seguir funcionando. Por ello, la innovación en procesos de carga se ha convertido en tendencia. Además, las enseñanzas que se extraen pueden contribuir a mejorar la carga de otros objetos.
Por Gonzalo García Abad
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