La nube es uno de los grandes avances tecnológicos de los últimos tiempos. Su impacto ha transformado la forma en la que llevamos a cabo distintas actividades. Ello ha tenido, por supuesto, una influencia notable en la telefonía móvil.
De hecho, el smartphone se ha convertido en el principal dispositivo conectado a través del cual la nube se convierte en una herramienta prácticamente ubicua. Pero los beneficios van en los dos sentidos. No solo la telefonía móvil ofrece desarrollo a las potencialidades de la nube, sino que el empleo de la nube da una nueva vida a nuestros terminales. Veamos cómo se está logrando.
El almacenamiento en la nube se está consolidando por diversos motivos:
El uso de los dispositivos de sobremesa ha hecho desaparecer un gran número de carpetas y archivadores físicos. Gran parte del trabajo de oficina se realiza en soportes digitales que bien pueden ser archivos en la nube.
Además, herramientas de trabajo colaborativo como Slack, Asana o Trello permiten mantener al día nuestra agenda profesional, ya que todos los archivos y conversaciones quedan almacenados en la nube. Y el uso del smartphone o la tablet hacen posible que sigamos al instante la evolución de cada tarea incluso cuando estamos de viaje o, simplemente, fuera de nuestro puesto de trabajo habitual.
De hecho, la unión de tecnología en movilidad y computación en la nube se ha convertido en una combinación ganadora, ya que permite a profesionales que viajan mucho o se desplazan para buscar o atender a sus clientes convertir su smartphone en la llave que les da acceso a tecnologías para la colaboración con compañeros, proveedores y clientes.
La filosofía que está detrás de la gran mayoría de aplicaciones de mayor uso es la concepción de la propia app en el cauce para que el usuario envíe una determinada información al servidor central y de allí pueda obtener una respuesta adecuada a sus necesidades.
Por ejemplo, pensemos en las apps que nos brindan diversos servicio de mapas que, en realidad, están alojados en un servidor central y que pueden recibir de forma continuada nuestros datos de posicionamiento para ofrecernos toda clase de servicios en los que el posicionamiento sea un factor clave.
En definitiva, la nube es una gran palanca que convierte a nuestro smartphone en la llave para acceder a la tecnología que necesitamos en cada instante. Además, está contribuyendo a que se pueda generar un gran número de aplicaciones que enriquecen el ecosistema digital.
Por Gonzalo García Abad.
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