La carga rápida del móvil es una necesidad en diversas situaciones. Lo habitual es que la batería se haya agotado después de un uso muy intenso durante varias horas seguidas, pero que nosotros sigamos necesitando hacer uso de nuestro smartphone. Incluso es posible que se nos haya olvidado cargarlo y, cuando vamos a salir de casa, constatemos que tiene muy poca batería y nosotros, mucha prisa.
En cualquier caso, el objetivo es el mismo: poder disponer de nuestro móvil con una carga de la batería suficiente lo antes posible. Para ello, han surgido tecnologías de carga rápida.
Es un proceso que tiene un protagonista principal, el cargador rápido, y dos secundarios, el software empleado y la accesibilidad en el menor tiempo posible a una toma de corriente o a una batería externa. Con esos tres ingredientes, pretendemos minimizar el tiempo necesario para volver a tener carga suficiente en la batería de nuestro móvil.
Aunque el protagonista sea el cargador, no debemos dejar de prestar atención a los otros aspectos:
Son un tipo de cargadores cuya característica fundamental es el empleo de un voltaje o una intensidad más elevados que los convencionales para permitir una carga más rápida. Para que funcione, se han rediseñado las baterías y el procesador de nuestro móvil.
Como consecuencia, se ha pasado, por ejemplo, de contar con cargadores con 5 V y 1 A (lo que resulta en 5 W de potencia) a modelos que aspiran a llegar a potencias de hasta 100 W.
El objetivo no es otro que lograr una carga del móvil en unos minutos (alrededor de media hora o incluso menos). No obstante, la carga rápida tiene una propiedad importante: el mayor porcentaje de batería se carga en los primeros minutos, de forma que si tomamos el tiempo que tarda en llegar al 50% y el que le lleva pasar del 50% al 100%, habrá tardado mucho menos en llegar a cargar la batería por la mitad que en completar la carga.
En cuanto a su uso, este es sencillo. Se enchufan en una toma de corriente y, con el adaptador correspondiente (USB, USB-C) se conectan al dispositivo que pretendemos cargar (el smartphone, la tablet, etcétera).
Lo que haremos es buscar el voltaje e intensidad que admite. La potencia será el producto de ambos valores. Si el resultado es 5 W, la carga será lenta. Cuanto más elevado sea ese valor, más rápido será el proceso.
Para conocer esos valores, lo que haremos es buscar en las especificaciones del manual o en el propio cargador original que trae el móvil. También podemos consultar alguna lista o, incluso, en los ajustes del móvil.
En todo caso, si tenemos un cargador rápido y nuestro smartphone no admite la carga rápida, no pasará nada más que el proceso de carga será tan lento como siempre, pero sin daño para el dispositivo.
La carga rápida es una gran ventaja para los usuarios más intensivos, aquellos que necesitan el smartphone listo para funcionar en el día a día con continuidad y sin grandes esperas.
Por Gonzalo García Abad.
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