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Claves para comprar el primer móvil a un menor

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Claves para comprar el primer móvil a un menor

 

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La presencia constante y creciente de la tecnología en nuestras vidas ha hecho que cada vez se pida un teléfono móvil a edades más tempranas. Aunque muchos expertos no recomiendan dar un smartphone a los hijos antes de los 16 años, la realidad es que el porcentaje de menores dueños de un móvil crece de forma acelerada a partir de los 10 años. Y es que, pese a que los padres consideren que es algo temprano para dar ese paso, acaban cediendo después de que los hijos les insistan una y mil veces porque ya cuentan con edad para ello y todos los de su clase y sus amigos lo tienen.

 

Evaluar el nivel de madurez del niño

Una de las primeras recomendaciones de los expertos es que la adquisición de un terminal para los hijos debe ser una decisión meditada de los padres que no responda a la presión de los niños. Una decisión en la que se debe analizar, no ya tanto la edad, sino si el menor está preparado. Para saberlo, hay que observar sus comportamientos: si es un niño responsable con un alto nivel de autonomía a la hora de estudiar o de cuidar y ordenar sus cosas, si es activo y le gusta salir a jugar fuera y si tiene relaciones saludables y otras aficiones al margen de los dispositivos electrónicos. 

 

Analizar si el menor necesita el móvil

 

Otro aspecto clave es plantearse el uso que se va a dar al terminal: para relacionarse, divertirse, quedar con los amigos, para que los padres puedan saber dónde están sus hijos... Y ver si realmente es necesario.

 

Exposición gradual a los dispositivos electrónicos

 

Antes de poner un teléfono móvil en manos de los hijos, es recomendable una exposición gradual de estos a la tecnología. Si el primer contacto del menor con dispositivos con la posibilidad de comunicarse es ya un smartphone, las opciones serán muchas y seguramente no sepa gestionarlas de forma adecuada. Habría que valorar las distintas alternativas en cuanto a dispositivos existentes en el mercado, quizás más adecuadas para su edad y nivel de madurez. 

 

Educación en el buen uso de la tecnología

 

El acceso a contenidos inapropiados o la entrada en contacto con ciertas personas sin supervisión parental son algunas de las mayores preocupaciones de los progenitores. Si al final los padres se decantan por ofrecer un móvil a su hijo, deberían configurarlo con él para que este no pueda hacer todo lo que quiera, además de controlar las aplicaciones que se descarga y los perfiles en redes sociales que tenga. 

 

En este sentido, muchos padres piensan que intentar charlar y razonar con ellos cae en saco roto y no se obtienen resultados. Sin embargo, hay que mantener ese diálogo, pues al final el mensaje irá calando. En opinión de los expertos, no es tanto una cuestión de tecnología como de educación sobre cómo manejarla.

 

Al respecto, una asignatura pendiente de muchos padres es aumentar su alfabetización digital, lo que pasa por perder el miedo a las nuevas tecnologías, aceptarlas, marcar unos límites y procurar una comunicación abierta con los hijos sobre ellas.

 

Establecer unas normas

 

Junto con el niño, los padres tendrán que fijar unas pautas de utilización correcta y responsable del móvil. Es conveniente pactar previamente el tiempo de uso, lo que puede evitar verdaderas batallas y un clima tenso en casa cada día. Si esas normas son coherentes desde el principio, habrá más posibilidades de que el empleo de la tecnología sea equilibrado y positivo. En este punto, es aconsejable que los hijos vayan ganando autonomía digital en línea con la que se les va concediendo en la vida real.

 

Desconexión digital en casa

 

Por último, es necesario que los padres prediquen con el ejemplo, es decir, que existan momentos de desconexión digital en el hogar. La importancia de seguir hablando y escuchando a los demás continúa siendo incuestionable. También la de mantener los ojos bien abiertos y que los menores, como el resto, nos detengamos de vez en cuando a observar el mundo que nos rodea: contemplando el paisaje, escuchando los pájaros, saliendo a pasear y preguntándonos cosas sin necesidad de buscarlo todo en Google.

 

Por Patricia M. Liceras

Imagen: pan xiaozhen (Unsplash)

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