Internet forma parte de nuestras vidas. Lo usamos a diario, casi constantemente, ya sea en el trabajo, para hacer nuestras compras o relacionarnos. Pero, al igual que ocurre en el ámbito de la salud o de la ciencia, el mundo de la tecnología tampoco escapa a los bulos. Falsas creencias que se extienden muy rápido y no se contrastan, por lo que acaban tomándose como verdades absolutas. Desmontamos algunos de los mitos más conocidos sobre el wifi.
Mantener apagado el wifi del móvil ya no es clave como lo era hace algunos años y realmente tiene muy poco impacto sobre la autonomía de estos aparatos. Los avances en la fabricación de smartphones y las últimas versiones de los sistemas operativos más populares como iOS y Android han reducido drásticamente el consumo de batería de los móviles, haciendo innecesario apagar el wifi.
A modo de ejemplo, las últimas versiones de Android suspenden de forma temporal la conexión a internet mientras el móvil se encuentra en reposo y realizan conexiones cada cierto tiempo para que las aplicaciones puedan sincronizarse y el usuario reciba las notificaciones de los correos o mensajes que le hayan enviado.
Si bien es recomendable situar los routers en espacios amplios, sin obstáculos, las paredes de ladrillo no interfieren demasiado en la calidad de la señal. Son los revestimientos metálicos, los espejos y la situación cerca de otros aparatos que emiten señales electromagnéticas los que de verdad condicionan la señal. Por ese motivo, es habitual tener menor cobertura wifi en la cocina y el cuarto de baño, con mayor presencia de revestimientos metálicos y espejos.
Además, el agua es otro elemento que bloquea la señal wifi. La presencia de plantas y peceras en la misma habitación donde se sitúa el router afectará a las prestaciones de la red wifi.
Este es otro mito muy extendido. Durante años se ha dicho que los routers emitían ondas que, en exposiciones prolongadas en el tiempo, podían generar tumores y otras enfermedades. Los estudios realizados hasta la fecha no demuestran tales afirmaciones e indican que el nivel de frecuencia emitida por los routers wifi es demasiado bajo como para penetrar en los tejidos humanos y afectar a nuestra salud.
La radio, la televisión y los hornos microondas se encuentran en la categoría de radiación no ionizante a la que pertenece el wifi y que no sería capaz de romper los enlaces químicos de los tejidos y, por tanto, modificarlos y provocar daños en nuestro organismo.
En todo caso, las radiofrecuencias a las que nos exponen los routers son todavía menores que las de los terminales que utilizamos cerca de nuestro cuerpo para conectarnos a internet, como lastabletas y smartphones).
Por Patricia M. Liceras
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