En la actualidad utilizamos la tecnología en casi todo y, para bien o para mal, estos avances se han convertido en algo esencial en nuestras vidas. Hemos cambiado los tradicionales mapas por navegadores, el clásico teléfono fijo por smartphones y nuestros hijos han sustituido muchos juguetes por tablets.
No nos equivocamos si decimos que vivimos en una era tecnológica que ha conseguido progresar a pasos agigantados en los últimos años. Vamos a analizar qué elementos nos han permitido seguir ese camino.
Plataformas de streaming
Primero era en directo, después llegaron los vinilos, las cintas, los CD y, lo que muchos conocimos durante la adolescencia: escuchar música con un dispositivo MP3. Sin embargo, los formatos digitales nunca han parado de crecer. Desde los amantes del jazz hasta los que viven para el rock, todos necesitamos poner banda sonora a nuestra vida.
Tal ha sido esta necesidad que surgieron las plataformas de streaming, como Deezer o Spotify, un complemento esencial en la rutina de la mayoría de las personas. La comodidad, instantaneidad y facilidad de estos servicios han dejado casi obsoletos a los formatos más tradicionales. A excepción, claro está, de aquellos que prefieren un sonido más clásico.
Fotografías profesionales con smartphones
Otro gran avance de nuestro tiempo es la fotografía en alta resolución. En poco más de diez años hemos pasado de necesitar una cámara réflex para realizar buenos retratos, a que cualquiera de nuestros selfies parezca una captura hecha por profesionales.
Esto se ha conseguido gracias a los smartphones. En la actualidad hasta el móvil más básico puede grabar vídeos, reproducir música y hacer fotografías en buena calidad.
Movilidad del futuro
Como era de esperar, la evolución tecnológica también ha afectado en el transporte, sobre todo en las grandes ciudades. Desde coches que se pueden alquilar por minutos hasta la navegación GPS, pasando por patinetes eléctricos y bicicletas que se alquilan a través de apps.
De llamar a enviar un Whatsapp
Internet ha cambiado de una forma radical nuestra manera de comunicarnos. Hace un par de generaciones, hablar con alguien que estaba en la otra punta del mundo era, además de muy caro, complicado. No es extraño escuchar a nuestros mayores comentar cómo pedían cita a cierta hora para hablar con sus padres, que estaban en el pueblo. Conseguir contactar con alguien era un proceso que demoraba horas.
Sin embargo, en la actualidad tenemos el beneficio de la instantaneidad. No solo por las llamadas, también por las videollamadas y mensajería a través de aplicaciones como Whatsapp, Facebook o Telegram.
Relojes inteligentes
Desde que Apple sacó a la luz su primer Apple Watch en 2015, el mercado de estos dispositivos no ha parado de avanzar.
Aunque lleven poco tiempo en nuestras vidas, estos ‘mini smartphones’ han alcanzado una popularidad impensable. No solo marcan la hora, sino que tienen la posibilidad de descargar aplicaciones que cuenten los pasos, calculen el rendimiento diario e incluso controlan las horas de sueño.
Algunos smartwatches incluso tienen la posibilidad de incorporar un sistema de alarma. Su función principal es llamar a emergencias si detectan un golpe y el usuario está sin moverse durante un minuto.
Quién sabe si llegaremos a un punto en el que la tecnología nos salve la vida de manera autónoma, sin necesidad de una mano humana ejecutora. Hasta el momento, seguiremos aprovechando los incontables avances que nos ha brindado el progreso.
Por Tatiana Ojeda Bermúdez
Imágenes | Pixabay/HeikoAL/StockSnap/Pexels/MikesPhotos/FreePhotos
