Apagar y volver a encender. Es una de las reglas de oro de la informática cuando los dispositivos empiezan a dar problemas. Y es lo que, con seguridad, hemos hecho infinidad de veces con nuestros teléfonos móviles al bloquearse o no responder con fluidez. Algo normal si tenemos en cuenta que cada vez son más un pequeño ordenador desde el que realizar un sinfín de tareas: efectuar llamadas, navegar por internet, consultar el correo electrónico, escuchar música, ver nuestras series favoritas...
Ahora bien, a la hora de disponernos a apagar el terminal para devolverlo a su estado óptimo, el sistema operativo del dispositivo nos ofrece dos opciones: reiniciar o apagar. Y ahí surgen las dudas: ¿son lo mismo? ¿Hay diferencias? La respuesta es que son procesos parecidos, pero no exactamente iguales.
A grandes rasgos, se podría decir que el reinicio implica un apagado menos completo que el que se da pinchando en la opción de apagar. ¿Por qué? Pues porque al reiniciar el smartphone, el software arranca de nuevo, pero el hardware no se ve afectado y se mantiene en funcionamiento.
De este modo, los drivers (pequeños programas informáticos para que el sistema operativo pueda interactuar con periféricos y otro tipo de accesorios) vuelven a cargarse, pero la memoria caché no se vacía. E incluso las aplicaciones que estaban funcionando en segundo plano pueden seguir haciéndolo al completarse el proceso. El reinicio es, por tanto, un apagado parcial del equipo.
En el caso de la memoria caché, se trata de archivos temporales que se van almacenando para facilitar un acceso rápido por parte del sistema a las apps instaladas. Así, borrarla de vez en cuando no solo ayuda a la liberación de espacio, sino a solucionar problemas de rendimiento de las propias aplicaciones.
Si el teléfono va más lento de lo normal o no se comporta como debe por este tipo de 'archivos basura', reiniciar el dispositivo no sería, desde luego, la solución, pues no desaparecen.
Sin embargo, cuando seleccionamos la opción de apagar, se logra un arranque desde cero de todos los elementos del smartphone, tanto del software como del hardware. En este proceso, la memoria caché sí se elimina, así como toda posibilidad de arrastrar algún tipo de mal funcionamiento del teléfono debido a esos datos temporales.
Esto es debido a que, al haber un nivel profundo de autocomprobación cuando se apaga el teléfono y se enciende de nuevo, los ‘archivos basura’ se limpian. Por lo tanto, el rendimiento general del móvil mejorará y su manejo será más fluido. Además, con el apagado, todas las aplicaciones y procesos que se encontraban operativos se cierran, también los que estaban en segundo plano.
Por todo lo anterior, lo más aconsejable es, siempre que sea posible, apagar por completo el teléfono para que todos los elementos puedan volver a establecerse sin problemas. Eso sí, es un proceso más largo que reiniciar el terminal e implica un mayor consumo de energía. Aunque seguro que nuestro smartphone nos lo agradecerá.
Por Patricia M. Liceras
Imagen | Steve Buissinne (Pixabay)