La evolución de los smartphones ha convertido estos dispositivos en herramientas fundamentales para llevar a cabo buena parte de las actividades que realizamos en nuestro día a día, como leer la prensa, mirar la hora y el tiempo, consultar la agenda profesional y las tareas pendientes y comunicarnos con otras personas.
En los últimos años, uno de los grandes usos de los teléfonos móviles que ha ido ganando terreno es su empleo como método de pago. Operaciones, no solo rápidas, sino también cómodas y seguras, cada día con un mayor número de adeptos. Pero, ¿cómo realizar con ellos nuestras compras? ¿Qué se necesita para pagar con el móvil?
En primer lugar, debemos asegurarnos de que nuestro dispositivo cuenta con la tecnología Near Field Communication, más conocida como NFC. Se trata de un tipo de comunicación inalámbrica que permite realizar un pago solo con acercar el móvil a un datáfono o Terminal Punto de Venta (TPV), los cuales deben disponer también de esta tecnología.
Para saber si el terminal tiene este sistema solo hay que mirar la ficha técnica del móvil. Sin embargo, si no se recuerda el modelo, en los smartphones con Android puede consultarse pinchando en Ajustes y después en las conexiones inalámbricas y redes. Si está, se puede activar y desactivar a placer del usuario. También puede encontrarse en la barra de notificaciones.
En el caso del iPhone, Apple siempre dota a sus teléfonos de esta tecnología. En los terminales 6, 6 plus, 6s y 6s plus solo se puede utilizar con la aplicación de la propia marca, Apple Pay. Pero los modelos posteriores, que cuentan con el sistema operativo iOS 11 o superior, ya pueden hacer uso de NFC con otras aplicaciones.
Además de contar con un dispositivo con NFC, el usuario debe tener una aplicación compatible con su banco y con los pagos móviles, ya sea Google Pay y Apple Pay, las más conocidas, u otras. El establecimiento en el que se va a realizar la compra, por su parte, deberá disponer de un TPV con opción contactless (sin contacto) para que pueda realizarse la operación.
La configuración de las carteras digitales en los dispositivos móviles es sencilla. Solo hay que registrar la tarjeta bancaria en la aplicación, bien de forma manual o a través de una fotografía.La aplicación se conecta con el banco para verificar que los datos son correctos y solicitará algún dato adicional de seguridad para comprobar que la petición es legítima.
Además, cada app facilita manuales para configurar las tarjetas y añadir funciones adicionales de seguridad, como patrón de desbloqueo, código PIN o huella dactilar.
Además, se pueden configurar ciertos aspectos, como que no se puedan realizar compras en el extranjero o establecer un mínimo de compra a partir del cual se solicitará confirmación.
Entre las ventajas de pagar con el móvil destacan la rapidez, la comodidad (ya no hay necesidad de llevar la cartera o el monedero con varias tarjetas) y la seguridad.
En este sentido, tal como recuerda la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI), al hacer una compra, estas aplicaciones utilizan una tarjeta virtual o token que no corresponde con nuestra tarjeta real. Es el caso de Google Pay. En el de Apple Pay, se emplea un número único de dispositivo que se encuentra encriptado.
De este modo, el número de la tarjeta nunca queda almacenado en el dispositivo, ni en ningún servidor externo de la aplicación, y estas no lo comparten con terceras empresas. Además, los datos de las transacciones no se registran, por lo que no pueden identificarnos.
Ahora bien, al igual que tenemos cuidado con nuestra cartera tradicional, debemos proteger nuestro móvil especialmente en caso de configurar una cartera virtual para que nadie más acceda a ella y pueda realizar pagos sin nuestro consentimiento. Así, como recuerda la OSI, es necesario:
Por Patricia M. Liceras
Imagen | Jonas Leupe (Unsplash)