El uso de smartphones por personas mayores se ha convertido en una realidad cada vez más frecuente. El desconocimiento y el temor van disminuyendo a medida que estas personas ven que otros de su edad manejan esta herramienta, se conectan a internet y, en general, se ‘sumergen’ en aquellos aspectos de la vida digital que más interés despiertan en ellos.
Elegir un móvil adecuado a sus circunstancias es un buen primer paso. Además, los jóvenes también tienen un papel en la orientación de familiares y amigos de edad avanzada. Repasamos algunas pautas que ayudarán a que el soporte sea más sencillo y adaptado a sus necesidades.
La seguridad del uso del smartphone por personas mayores
Este es el kilómetro cero. El manejo de este tipo de dispositivos tiene un aprendizaje. Nuestros mayores deben emplear el móvil para dominar su uso. Sin embargo, es frecuente que no se atrevan a experimentar por miedo.
Hay que ayudar a que afiancen tanto la seguridad física de su dispositivo como la digital. Para ello, han de entender que ambas están relacionadas. Un robo o extravío de su móvil pone en peligro sus datos, del mismo modo que una fuga de estos es un riesgo para sufrir diversos tipos de delitos.
La seguridad física del dispositivo tiene dos aspectos muy importantes. Por un lado, hay que encontrar la forma más práctica de desbloqueo del smartphone. Hay que explicarles en que consiste el PIN, cuándo se usa el PUK y las posibilidades de identificación biométrica, entre otros.
Una opción es explicar cada alternativa o paso a la persona mayor hasta que la comprenda. Esta es la manera que más facilita su autonomía. Podrá dar estos pasos por sí misma y perderá el miedo.
Sin embargo, muchos de estos pasos solo se realizan una vez. Por ejemplo, el registro de una huella dactilar o un patrón facial no es necesario con cada uso, sino que suele hacerse al adquirir el smartphone. Entonces, a algunas personas puede resultarles más sencillo ejecutar estas operaciones con supervisión o que otro las haga por ellos.
Se busca que pierdan el temor a la complejidad de las operaciones iniciales. Así, pueden seguir avanzando en la experimentación y aprendizaje e irán disipando la mayoría de las preocupaciones.
Otro aspecto que puede ayudar a generar confianza en la seguridad física del dispositivo es la instalación de alguna app que ayude a rastrear su localización en caso de extravío o robo.
El manejo de los permisos, la confidencialidad y la usabilidad
Una vez que estamos dentro, la utilización del smartphone va a generar solicitudes de permisos. Algunas personas mayores pueden verse abrumadas, en parte, por el temor a pulsar en el lugar equivocado.
Por ello, conviene explicarles el equilibrio entre usabilidad y seguridad. Si dan pocos permisos perderán muchas funcionalidades. Si dan demasiados, su confidencialidad y seguridad pueden estar en riesgo. Es importante explicar cuáles son los usuales y qué otros son las pistas que nos pueden orientar sobre algo raro.
Las llamadas
En este ámbito pueden agolparse los temores: no saber llamar, cortar la comunicación, realizar una conferencia con pagos inesperados, no encontrar los contactos… Como la conversación telefónica es una de las aplicaciones cotidianas del smartphone, este miedo se disipa a medida que lo usan.
En algunos casos, puede ser práctico explicarles el uso de asistentes de voz. Eso ayudará a gestionar sus agendas y conversaciones y será útil en otras aplicaciones. Además, conviene que tengan un primer uso tutelado en el que ellos, una vez se les explique el funcionamiento, hagan sus primeras llamadas por sí mismos, pero con la asistencia de la persona de confianza.
A medida que se van haciendo con estos primeros fundamentos, la curiosidad de los mayores les guiará hacia aquellos aspectos de su mayor interés: quizá las fotos y vídeos, los mensajes, los pagos, apps de diverso tipo, el visionado de contenidos… Lo importante es poner unos buenos cimientos que den confianza y sirvan para el aprendizaje en el uso del smartphone por las personas mayores.
Por Gonzalo García Abad.
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