El equilibrio intergeneracional digital es una labor de equipo. Cada cohorte de edad debe saber aportar su visión para, entre todos, extraer el máximo aprovechamiento a las nuevas herramientas y encontrar una forma de uso cada día más inteligente que contribuya a mitigar los problemas que van surgiendo por el camino.
Son líderes en inmersión digital. Su aprendizaje ha sido más sencillo, temprano y natural que el de las otras generaciones. Son los que han encontrado más usos e inconvenientes a las nuevas herramientas y procedimientos.
A medida que pase el tiempo, los nativos digitales irán convirtiéndose en la mayoría social. Mientras vivan, los más veteranos de esta generación nunca dejarán de ser nativos digitales y cada recién nacido hará más numeroso este colectivo. Esto los convertirá en un grupo muy variado con sensibilidades y experiencias diferentes.
Los más mayores comienzan ahora sus vidas profesionales. Algunos de ellos están protagonizando el lanzamiento de empresas emergentes centradas en soluciones innovadoras para los desafíos de la vida digital.
No obstante, aún necesitan mucho el apoyo de otras generaciones. Son su punto de referencia en experiencias no digitales. Gracias a sus mayores, pueden saber mejor qué aportaron las iniciativas tempranas de digitalización y qué se sacrificó a cambio.
Esta generación concluye en los años del nuevo milenio, cuando la irrupción de la telefonía móvil e internet lo cambió todo. Su comienzo es variable y está marcado por la irrupción de herramientas electrónicas e informáticas todavía analógicas en la segunda mitad del siglo XX.
Por tanto, no han crecido en este mundo lleno de herramientas digitales ni en aquel otro en el que la electrónica era muy incipiente. Hoy, son mayoría entre las personas en edad activa y eso los ha convertido en protagonistas de la transición laboral.
Es una generación con una gran ‘paleta de grises’. Han conocido dos mundos y saben lo que vale y lo que cuesta el cambio, pero no todos ven las transformaciones del mismo modo. Sus opiniones sobre la digitalización se van acomodando con el tiempo en función de cómo cada etapa del proceso afecta a sus vidas.
No obstante, necesitan a las otras generaciones para tomar contexto con la referencia de las personas de otras edades. Al ser el principal colectivo en edad laboral, deben tener mucho contacto profesional con las experiencias de jóvenes y mayores. De ellos obtienen enseñanzas que hacen las transiciones más inteligentes.
Entre los más mayores existe una brecha significativa. Las primeras herramientas digitales fueron inventadas por personas de lo que podemos denominar la ‘era analógica’. Estas conocieron bien el contexto anterior y buscaron soluciones tecnológicas con una gran conciencia de las ventajas, desventajas, oportunidades y riesgos de cada novedad.
Su experiencia, por tanto, se convierte en una fuente de autoridad. Conocen todo el camino recorrido, ya que han vivido y estudiado varios protocolos y suelen seguir con interés el avance tecnológico.
Sin embargo, muchos dentro de la generación han tenido un contacto menor con la tecnología. Sus vidas se han desenvuelto entre técnicas más antiguas y con ellas se sienten más cómodos. Por ello, estas personas se han convertido en uno de los grandes controles de calidad en usabilidad de herramientas digitales. Una experiencia digital agradable para ellos tiene una mayor probabilidad de tener una gran aceptación entre todo tipo de públicos.
Los mayores tienen muchas preguntas digitales para los jóvenes. Reclaman respuestas sobre la utilidad y límites de las tecnologías que pueden inspirar direcciones de avance. Entre todos, debemos ser capaces de construir una mejor digitalización.
Por Gonzalo García Abad
Imagen | Roberto Nickson en Unsplash