Discusiones, odio, acoso, fake news… para desgracia de muchos, las redes sociales pueden convertirse en un reflejo de lo peor de la convivencia humana.
Con el objetivo de crear un espacio amable y tolerante, en el que no quepan agresiones verbales, insultos o amenazas, ha nacido una nueva plataforma, Telepath.
Sus fundadores son Marc Bodnik y Richard Henry, antiguos trabajadores del portal de preguntas y respuestas Quora. Y para lograr que Telepath sea realmente diferente y sus conversaciones productivas han fijado una serie de premisas.
Quien quiera usar Telepath debe registrarse con su nombre y apellido real y aportar su número móvil. Esa falta de anonimato pretende favorecer que los usuarios se comporten de forma educada, pues no es posible ocultarse bajo una identidad falsa.
Además, es la mejor forma de evitar que los bots entren en el site, uno de los problemas más graves de las redes sociales. Según un informe de New York Magazine publicado en 2019, el 40% del tráfico en internet proviene de este tipo de software.
Telepath tiene un feed que muestra las nuevas publicaciones de los usuarios a los que se sigue. Pero, al mismo tiempo, ordena sus chats por salas para evitar que se disgreguen las conversaciones. Es posible crear salas sobre cualquier tema, desde el medioambiente a una serie de televisión.
En cada sala se trata un tema concreto y todas las intervenciones deben girar en torno a él. Son muy estrictos en cuanto a las normas de uso. Por ejemplo, si se habla de un tema político, no se admiten comentarios en contra de ese contenido.
Si una conversación se vuelve repetitiva, forzando los mismos argumentos una y otra vez, los moderadores cierran esa sala. Por otro lado, para fomentar debates ágiles, el contenido desaparece a los 30 días.
El tono de la conversación siempre ha de ser amable. Esta es la primera regla de Telepath: “no ataques a la gente o insultes sus publicaciones. Asume que los demás tienen buenas intenciones”.
Para conseguir todo esto son fundamentales los moderadores, trabajadores de Telepath que velan por el buen comportamiento en las salas. Aunque la desventaja es que esto obliga a que el número de usuarios crezca de forma paulatina, pues a más internautas, más moderadores serán necesarios.
Los moderadores se sirven de un sistema de puntuación que se otorga a cada persona según su reputación entre la comunidad. Asimismo, se realizan informes, seguimiento de las conversaciones y búsquedas para conocer el contexto de una publicación.
Están prohibidos los bulos, los contenidos violentos o la pornografía. Cuando se detectan este tipo de publicaciones, se eliminan directamente y el autor es amonestado. Los que reincidan en su mal comportamiento son expulsados de la red y se les veta la entrada.
Telepath aún está en fase de pruebas y quien quiera entrar en ella, necesita una invitación. Aunque también es posible unirse a su lista de espera siguiendo estos pasos:
A partir de ahí, el internauta ha de esperar la aceptación de su solicitud a través de una confirmación.
A pesar de las supuestas buenas intenciones de Telepath, muchos ya han alzado voces críticas contra ella. Por ejemplo, ¿qué pasará con aquellos que usan seudónimos porque pertenecen a colectivos vulnerables y no quieren sufrir doxxing (usar información real sobre una persona para acosarla o chantajearla)?
Pero, además, en una época en la que se debate sobre los límites de la libertad de expresión, ¿quién tiene capacidad moral para decidir sobre lo que es o no correcto? ¿Pueden llegar a convertirse los moderadores de esta red en censores? Telepath promete conversaciones educadas y productivas, pero, ¿logrará encontrar el equilibro?
Por Noelia Martínez
Imágenes | Telepath, Tim Mossholder, camilo jimenez on Unsplash