Llega agosto y comienzan las vacaciones para muchísimos españoles, que se lanzan a la carretera buscando las costas y otros lugares de descanso y desconexión. Unos días de disfrute que, en muchos casos, se ven empañados -cuando no truncados- por los accidentes de tráfico.
Enganchados como vivimos a los teléfonos móviles, desde hace años hay en las carreteras un nuevo factor de riesgo, que se une a los ya tradicionales que constituyen la velocidad, el alcohol o las drogas: los smartphones.
Desde 2016 las distracciones se han convertido en la principal causa de siniestralidad vial (33%), por delante de la velocidad (29%) y el alcohol (26%), según recuerda la Dirección General de Tráfico (DGT). Y detrás de la mayor parte de ellas está el móvil, un dispositivo que utilizan 1 de cada 3 personas en algún momento mientras conducen, lo que genera un elevado riesgo de despiste y, por tanto, de accidente, y pese a que la sanción por utilizarlo al volante se eleva a 200 euros e implica la retirada de tres puntos del carné.
De hecho, "tras un minuto y medio de hablar por el móvil (incluso con el manos libres), el conductor no percibe el 40% de las señales, su velocidad media baja un 12%, el ritmo cardiaco se acelera bruscamente durante la llamada y se tarda más en reaccionar”, asegura el Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT.
Un peligro, el del uso del móvil al volante, que también constata un estudio del Departamento de Óptica de la Universidad de Granada (UGR), que ha analizado cómo influye el uso de WhatsApp en la conducción en función de la edad. Entre sus principales conclusiones figura que contestar un mensaje de esta aplicación mientras se conduce aumenta el riesgo de sufrir un accidente hasta un 134% en conductores mayores de 55 años.
En este sentido, la DGT apunta que el uso del móvil puede llegar a ser tan peligroso como conducir bajo los efectos del alcohol.
Precisamente, en estas fechas de tantos desplazamientos por carretera, la DGT hace hincapié en que nos olvidemos del móvil mientras conducimos. Solo debemos usarlo en caso de emergencia, con el coche parado fuera de la calzada, y activar el ‘modo coche’, si lo tenemos, durante la circulación. Son ya muchos los fabricantes de telefonía móvil que tienen en sus modelos más modernos un sistema que, con activarlo al arrancar, silencia y gestiona las notificaciones y llamadas entrantes para evitar que distraigan al conductor.
Además, también está en manos de familiares y amigos no provocar el despiste de quien lleva el coche llamándole, por ejemplo, durante el viaje para saber cómo está o mandándole mensajes. Coger el móvil para responder una llamada o leerlo es un acto reflejo y cuesta evitar el automatismo de "consultarlo un momentín".
Si no se dispone del ‘modo coche’, existe una aplicación gratuita que funciona de forma similar. Al descargarnos Mutting, como así se llama, la aplicación accede a nuestra lista de contactos y estos pueden saber si estamos conduciendo (luz roja) para que nadie nos moleste o estamos disponibles (luz verde).
Mediante un sistema de geolocalización, detecta si la persona ha superado los 16 kilómetros por hora e informa de que está conduciendo. Además, si quien quiere contactar no dispone de Mutting, la aplicación les comunica con un SMS que la persona no puede atenderles. En caso de que la llamada se repita, la aplicación avisa con una pantalla emergente de que el usuario está conduciendo y que molestarle podría poner en peligro su vida.
Si miramos atrás, nos encontramos con el extraordinario avance en materia de seguridad vial que ha hecho España en las últimas décadas, pero sigue habiendo del orden de 1.800 muertos en la carretera al año. Los atascos, los semáforos, los selfis, los amigos, el aburrimiento... Ninguna de ellas son buenas razones para echar mano del smartphone mientras conducimos.
Por Patricia M. Liceras
Imagen | Marlon Lara