Prepararse para perder el móvil puede parecer una actividad extraña. En principio, nos esforzamos en no extraviarlo, que no nos lo roben y que no se rompa o sufra un deterioro que lo inutilice. Sin embargo, también hay que estar listos para que llegue el día en el que nos quedemos sin el dispositivo, de forma temporal o definitiva, y que ello no nos suponga un trastorno enorme.
Los sistemas de bloqueo del móvil pueden parecer engorrosos. Hacen que, cada vez que queramos usarlo, tengamos que pasar por un protocolo que pretende asegurarse de que quien quiere emplear el móvil sea su usuario legítimo. Así, si alguien tiene la intención de usurpar nuestro lugar, se encontrará con una barrera para acceder al dispositivo.
En general, para el desbloqueo, se pueden utilizar procedimientos basados en algo que sepamos. Por ejemplo, puede escogerse un número PIN, un patrón de desbloqueo u otro protocolo. Esto, además, es útil cuando queremos dejar que un tercero pueda acceder a nuestro móvil.
La biometría, en cambio, se basa en alguna parte de nuestro cuerpo para verificar que somos el legítimo usuario del dispositivo. Son habituales los patrones basados en puntos de nuestra cara, en la huella dactilar y en el iris, entre otros. Se buscan partes de dichos elementos que es muy improbable que compartamos con otras personas, de forma que solo nosotros podamos desbloquear el móvil.
Además, estos procedimientos de desbloqueo biométrico tienen algunas ventajas. A diferencia de los basados en datos que debamos conocer, no se nos puede olvidar un elemento que pertenece a nosotros mismos. Incluso el acto de autenticación suele ser más rápido.
Más allá del mal uso que pueda hacer alguien que posea nuestro móvil, otro inconveniente grande es la pérdida de números de teléfono, datos de agenda, fotografías, audios, vídeos, archivos informáticos, contraseñas y datos sensibles…
Si los almacenamos en el dispositivo, podríamos perderlos si no tenemos una copia de seguridad. Siempre podemos realizar una física de cada cosa que hacemos con nuestro móvil. A través de bluetooth, NFC, wifi, un cable u otro sistema lo podemos compartir con otro smartphone o dispositivo conectado. O con cualquier tipo de memoria o equipo.
Si nos decantamos por esa opción, es importante automatizar el proceso para no olvidarnos de ningún dato. Como eso no siempre es sencillo, la solución más accesible suele ser almacenar en la nube el original o una copia de todo lo que nos importa de nuestro móvil. Gracias a ello, podremos acceder a los datos desde cualquier lugar con conexión, con independencia de que no tengamos el móvil.
En la mayoría de los smartphones suele ser posible dejar un texto en la pantalla de bloqueo. Podemos poner, por ejemplo, el número de teléfono de una persona de confianza. Si alguien encuentra nuestro dispositivo extraviado, es posible que se ponga en contacto y que, por esa vía, podamos recuperarlo.
No obstante, hay que tener presente que el móvil puede haber sido robado y que los datos que pongamos en la pantalla de desbloqueo pueden ser comprometidos. Por ejemplo, pueden relacionarnos con otras personas que podrían ser un nuevo objetivo de ataque.
Estos nos serán útiles para borrar la información antes de que terceros puedan hacer un uso malicioso de ella. El problema es el tiempo. Querremos esperar para ver si alguien ha encontrado nuestro dispositivo y nos lo devuelve. Sin embargo, podría haber caído en malas manos y todo lo que esperemos antes del borrado sería tiempo ganado para que los atacantes puedan manipular el dispositivo a fin de obtener sus datos para utilizarlos en su provecho. Esa es una de las razones de la importancia de disponer de copias de seguridad.
Al final, hay que recordar que, una vez perdido, conviene contactar con nuestro proveedor de servicios de telecomunicaciones, como Jazztel, para que bloquee la línea.
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