Seguro que has escuchado que el truco definitivo para resucitar tu móvil si se ha caído al agua es enterrarlo en arroz. Teorías como estas hay muchas, siendo algunas acertadas y otras perjudiciales para el terminal.
Aunque haya nostálgicos que aún recuerden la proverbial dureza de los teléfonos clásicos, los móviles actuales cada vez cuentan con más recursos para asegurar su longevidad. Un smartphone es un objeto delicado por defecto, pero las compañías trabajan para prevenir daños habituales como los causados por una caída, el polvo o el agua.
Las certificaciones IP, una ayuda para evitar sustos
La resistencia de un móvil es una potente herramienta de marketing, por lo que te sonarán códigos como IP67 o IP68. Son las certificaciones IP, que aseguran al usuario que durante el proceso de diseño se han implementado protecciones contra los daños más habituales.
Incluso si nos certifica que el móvil es sumergible, la marca sólo ejecutará la garantía si todos los conectores están bien sellados. Tampoco es lo mismo poder sumergir un terminal que usarlo bajo el agua. Además, las pruebas se hacen en agua potable, por lo que al mar conviene no acercarse. Y como tu tope de gama tiene ‘chivatos’ en placa que avisan del daño por líquidos, si ves que corre peligro de forma habitual, considera contratar un seguro.
El truco del arroz, ¿útil o leyenda urbana?
Situémonos en el peor caso: por mala suerte, conjunción astral o pura torpeza se ha caído el móvil al agua. Antes de sufrir una crisis, empezar a pelearte por la garantía y pensar en una nueva compra, tienes posibilidades. No son infalibles y dependen de cada caso, pero existen. Y aquí entra en escena el famoso “truco del arroz”. ¿Sirve de algo? La respuesta es sí, pero con matices.
Cuando la filtración interna no es demasiado agresiva, hay margen de actuación. Para evitar un posible cortocircuito y la corrosión, lo primero será apagarlo rápidamente. Si ha caído al mar es necesario un aclarado previo en agua dulce. A continuación hay que desmontar todas las partes que podamos: como mínimo, tapa trasera, batería y tarjetas SIM y de memoria.
Acto seguido lo enterramos en arroz y dejamos que este absorba la humedad durante 24 o 48 horas antes de volver a montarlo. No es un método mágico pero puede funcionar si el daño no ha sido extenso. Aclaremos también que el arroz no es la única opción. También nos puede funcionar con arena de playa, gel de sílice e incluso arena de gato (sin usar previamente por nuestra mascota, claro).
Sí al alcohol, no al calor
Puede resultar chocante, pero un baño en alcohol también es efectivo. Este elemento desinfectante que solemos tener en el botiquín de casa se evapora con facilidad y se lleva con él el agua que tenga alrededor. Con el teléfono apagado y sin batería ni tarjetas podemos sumergirlo un par de minutos y dejarlo secar hasta que deje de oler. Una última opción es la de meter el móvil en una bolsa hermética con bolitas anti-humedad como las que vienen con la ropa.
Lo que debemos evitar a toda costa es el calor excesivo. Aplicarle un secador de pelo o meterlo en el horno conducirán con casi toda probabilidad a la destrucción de piezas fundamentales. En cualquier caso, ¡que la suerte te acompañe!
Por Pablo Vinuesa.
Imágenes | Freepik | Abu Sayeed en Unsplash