Cuando estamos comprando por internet y añadimos artículos a la bolsa, podemos seguir navegando sin que el servidor web olvide cuáles fueron los artículos que introdujimos en la cesta. Esto es gracias a las cookies, un nombre simpático que traducido al español significa "galletas" y que son fundamentales para el funcionamiento de cualquier página.
Y es que todos sus usos, que son muchos, tienen un objetivo común: que el servidor web, donde está alojada la página, pueda recordar datos sobre los usuarios a los que atiende (horas de conexión, artículos vistos, páginas visitadas, preferencias de configuración, etcétera). De este modo, al guardarse sus datos de navegación, el usuario ve mejorada su experiencia online al personalizarse, por ejemplo, los contenidos que se le ofrecen, más adaptados a sus gustos y necesidades.
El problema es que en muchos casos las cookies contienen tanta información sobre los individuos conectados a la red que pueden llegar a invadir su privacidad al crear un perfil muy certero de cada uno de ellos.
Sobre todo en lo que respecta a los usos publicitarios, las páginas webs pueden alcanzar a saber con precisión qué hemos estado viendo, qué nos gusta, cuándo nos conectamos o desde qué dispositivos. Así consiguen conocer perfectamente nuestros hábitos, opiniones, creencias y otros datos personales de carácter sensible.
Es por ello que es aconsejable borrar las cookies de nuestros teléfonos móviles de vez en cuando. Si lo hacemos, no pasará nada, salvo que se borrarán algunos ajustes de configuración de ciertas webs (por ejemplo, tendremos que volver a introducir nombre de usuario y contraseña) y algunos sitios puede que vayan más lentos en un primer momento, ya que deberán volver a cargar parte del contenido.
Una de las formas más fáciles de protegerse de los riesgos que entrañan las cookies es borrarlas manualmente de nuestro navegador. A continuación dejamos los enlaces a los manuales sobre cómo borrar estos archivos en los navegadores más usados:
Otro método sencillo y útil para evitar el rastreo de las cookies es usar las opciones de navegación oculta de los principales navegadores, que impiden almacenar esta clase de archivos, borrando todos los datos al terminar la sesión.Eso sí, hay que tener en cuenta que la navegación de incógnito no garantiza el anonimato. Cierto es que las búsquedas no quedarán registradas en el móvil o tableta, pero sí que serán visibles para nuestro proveedor de internet, las páginas web que visitemos y nuestra empresa, si es que utilizamos una conexión común. Además, cualquier archivo que nos descarguemos mientras estemos navegando por internet permanecerá en la carpeta de descargas una vez hayamos finalizado, lo que significa que deberemos quitarlo de allí manualmente.
Los modos de navegación privada de los navegadores son una buena opción si queremos evitar que alguien de casa sepa lo que hemos buscado en internet. Si deseamos ir más allá, una VPN nos ayudará a que nuestra navegación sea totalmente privada. Los servicios VPN crean una especie de túnel seguro y encriptado a través del cual nos conectamos a internet. Eso hace virtualmente imposible que cualquier empresa o persona pueda llegar a saber qué hacemos por la Red.
En conclusión, aunque las cookies suponen muchas ventajas tanto para el usuario como para las páginas web, no podemos ignorar que, si no tenemos cuidado o somos conscientes de sus riesgos, nuestra privacidad puede verse afectada. De esta manera, deberíamos tomar precauciones, usando el modo incógnito, servicios VPN o, sencillamente, empleándonos a fondo cada cierto tiempo en tareas de ‘higiene’ digital como borrar la memoria caché y las cookies del navegador, tanto para mantener el dispositivo en un rendimiento óptimo como para proteger la seguridad de nuestros datos.
Por Patricia M. Liceras
Imagen | Rami Al-zayat (Unsplash)