Los sensores se están convirtiendo en una de las características esenciales de un smartphone. Cuando decidimos comprar un móvil nuevo debemos valorar cuántos tiene el que queremos comprar, su calidad y características y cómo influye en el precio del dispositivo. Veamos los principales que puede incluir.
Algunos de los sensores son reiteradamente empleados por muchas aplicaciones. Son parte del ‘corazón’ del smartphone.
Es el elemento clave para determinar nuestra ubicación. Con ello, podemos acceder a contenidos a través de apps que están adaptadas a la ubicación en la que nos encontremos. Además, podemos seguir y registrar rutas a pie, en bicicleta, en coche, en moto o en cualquier otro medio de transporte.
Son los que permiten ‘averiguar’ al móvil dónde ponemos el dedo y, por tanto, hacen táctil la pantalla. Además, detectan rápidamente la pulsación sin la necesidad de que presionemos demasiado y permiten el empleo de materiales que mejoran la calidad de las imágenes.
Aunque su funcionamiento es diferente, su misión es semejante: son un punto importante para la identificación. Aprovechan una característica única de cada persona para verificar que somos quien decimos ser. Permiten evitar la introducción del PIN en cada desbloqueo de pantalla. También facilita el acceso a diversas aplicaciones que necesitan verificar que el usuario es quien dice ser.
Además, hay otros sensores que son empleados para aplicaciones concretas. No abordan aspectos tan importantes como la identificación, la localización o el control táctil del dispositivo, pero son muy útiles en diversas situaciones.
Este sensor detecta los movimientos del móvil. Eso le permite, por ejemplo, interpretar en qué posición se encuentra a fin de saber si la pantalla tiene que girar de horizontal a vertical o viceversa.
Es un sensor complementario del acelerómetro. Es el que funciona cuando una aplicación nos pide ‘hacer ochos’ con el móvil. Se utiliza, por ejemplo, en fotografías esféricas.
Mide la presión atmosférica, lo que podría ayudar a afinar predicciones meteorológicas. No obstante, su principal aplicación es tener un punto de comparación de la información sobre altura de otros sensores, como el GPS. Esto es debido a que la presión atmosférica varía con la altitud sobre el nivel del mar.
Utiliza la referencia del polo norte magnético del planeta como una brújula. Recordemos que, si sabemos en qué dirección se encuentra el polo norte magnético, tenemos también una orientación del polo norte geográfico, ya que el polo norte magnético se desplaza, por lo general, muy lentamente.
Detectar la luz que hay en un ambiente tiene como principal misión ajustar el brillo de la pantalla. Evita tener una pantalla demasiado brillante cuando no es necesario o que esté deslumbrada a pleno sol. Incluso algunos sensores pueden valorar el espectro de color de la luz, para determinar cuándo nos encontramos en una estancia alumbrada artificialmente y en qué condiciones.
Detecta cuándo se acerca un objeto (nuestra mano, la cara, etcétera) al móvil. De este modo, se pueden ajustar determinadas funciones como, por ejemplo, que aparezca la pantalla de desbloqueo, que se inicien los procesos de identificación…
Existen sensores que intentan aproximar los valores de determinadas constantes vitales, como la frecuencia cardíaca, valorando los cambios de color.
Estos son solo algunos ejemplos de sensores que nos hacen la vida más fácil. Son, en parte, responsables del éxito de las tecnologías móviles.
Por Gonzalo García Abad
Imagen | Malte Helmhold en Unsplash