Estos días estamos afrontando, quizá sin darnos demasiada cuenta, varias crisis en una. Y, en la mayoría de ellas, la respuesta es común: con la colaboración de todos lograremos superarlas con éxito. La responsabilidad y la solidaridad son la clave que nos permitirá salir adelante reforzados y minimizando los daños.
Estos días vivimos un incesante flujo de datos que viaja a la velocidad de la luz por todo el mundo. Pensemos, por ejemplo, en los profesionales sanitarios que comunican las experiencias, cifras y documentos que se manejan en los diferentes países. La práctica totalidad de esta información se comparte a través de las redes, lo que proporciona claras ventajas para poder ofrecer las mejores respuestas en el menor tiempo posible.
Lo mismo sucede con la crisis laboral y de contacto entre negocios. Ahora no es sencillo congregar mucha gente físicamente en un mismo lugar. Por lo tanto, muchas administraciones, empresas y empresarios autónomos están empleando fórmulas de telecomunicación. El hecho es que, en pocos días, se ha multiplicado el número de teletrabajadores.
Algo semejante sucede en la batalla contra la desesperación y el aburrimiento. Millones de personas están confinadas en su casa la mayor parte del día. Aprovechan la red para descargar la película, serie, libro, música, videojuego, etcétera, que contribuyen a hacer más llevadero este trance complicado.
Y no menos importante es la necesidad de orientación. Son muchos quienes eligen los formatos digitales para informarse de las últimas novedades, desde la prensa y los blogs hasta la información institucional y los propios boletines oficiales.
Todo esto se traduce en incrementos muy importantes del uso de la infraestructura de telecomunicaciones. De hecho, el tráfico a través de las redes IP ha experimentado incrementos cercanos al 40% mientras que el uso del móvil ha aumentado alrededor de un 50% en la voz, y un 25% en los datos.
Esto es posible gracias a que contamos con una gran red de telecomunicaciones en el mundo entero, pero muy particularmente en España. Debemos, por tanto, cuidarla para no poner en riesgo unos servicios esenciales para comunidad que, en estos momentos, son críticos para dar respuesta a las crisis que vivimos.
La dimensión de la red es finita, todo tiene sus medidas. Si fuesen más grandes, tendríamos más costes fijos y, además, la mayoría del tiempo es probable que tuviésemos recursos ociosos.
Por lo tanto, la respuesta ha de ser no solamente cuantitativa (aumentando la capacidad de las redes), sino también cualitativa. Las empresas de telecomunicaciones españolas están trabajando contra reloj por reforzar la red en aquellos puntos más necesitados. Por ejemplo, se han puesto medidas de refuerzo similares a las que se emplean durante el verano en las zonas costeras.
En la medida de tus posibilidades, puedes poner tu granito de arena para que, entre todos, podamos conciliar el uso de las redes que demanda esta situación con el empleo razonable de los recursos limitados.
En un comunicado conjunto, los operadores de red Movistar, Orange, Vodafone, Grupo Masmovil y Grupo Euskaltel han propuesto las siguientes medidas que tú mismo puedes tomar:
Sé responsable, sé solidario. Nos jugamos todos mucho y las redes pueden salvar vidas, relaciones humanas y negocios.
Por Gonzalo García Abad.